lunes, 24 de mayo de 2010

Estoy enfermo

Frío, siento frío. La oscuridad me rodea. Siento que me sumerjo en un mundo vacío de ilusiones y esperanzas. Un mundo que carece del sentido del amor y de la calidez, un mundo enfermo. Se que antes no pensaba así y que había cosas que producían la sensación humana de creer en el mañana, un mañana que ahora se desvanece ante mi, por admitir que es un imposible, reflejo de vanas ilusiones deseosas por insignificantes personas. ¿Quien me hubiera dicho a mi que acabaría así? Nadie, seguro. Pero hoy ese nadie se ríe de mi, viendo como una enfermedad contra la cual no hay cura me comienza a corroer. Las calles se comienzan a volver monótonas, los días son iguales en tono y calidad, las palabras comienzan a perder sentido. Aun así hay una parte de mi que me fuerza a continuar a pesar de tener frío, no ver y sentir el gran pesar que cuelga de mi cuello. Algo en mi me dice que encuentre esa isla de calidez que no es una ilusión, sino una realidad. Algo en lo que creer y soñar, algo en quien poder descansar y creer cuando el yugo del esclavo no pueda seguir más. Poco a poco me voy acercando. Aunque me corroa esta enfermedad se que podre seguir adelante, siempre que encuentre ese remanso de paz, en medio de esta dura e incesante tempestad.