¡Cuán necio soy por no tenerte!
y todo por ser un cobarde,
por decirte "te quiero" muy tarde,
cuando ahora sufro por verte,
que un suplicio menor la muerte
sería en lugar de amarte.
Si volviera yo a estar allí,
no dudaría en decir "sí",
aunque finja, aunque aparente,
tú no te apartas de mi mente,
vives lejos, más estás aquí,
en mi imaginación presente.
Intento siempre no evocarte,
pereo nunca dejo de amarte,
desearía ver el mundo,
para afirmar con un sí rotundo
cuando me digan si eres arte,
después de esto estoy moribundo.
martes, 4 de marzo de 2008
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